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sábado, 24 de enero de 2015

Un nombre para el observatorio

Para acordarme siempre de esa mujer que me sufre las noches que salgo y entro de la azotea trayendo al interior el frio de la noche y madrugada. He decidido darle un nombre propio al observatorio (azotea y telescopio bajo una caseta de madera) para que me acompañe en todas las observaciones que cuelgue por internet.

Y no he encontrado mejor manera de compatir su paciencia que contribuyendo a que su nombre se una al mio en el descubrimiento de supernovas en lejanas galaxias.



Como la última frase de Casablanca, espero que sea el comienzo de una larga amistad.


1 comentario:

Jose M Rguez Paredes dijo...

Eso es amor y lo de más son tonterías! Jejeje