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martes, 4 de diciembre de 2018

Y por fin estuve en un CEA

Tenía muchas ganas de estar en un Congreso Estatal de Astronomía para conocer a aficionados con los que estoy en contacto por internet, aficionados que comparten el interés por hacer ciencia con modestos medios y conocer hacia donde van los intereses astronómicos.

Allí coincidí con doblistas, con observadores de supernovas, con astrónomos amateur de toda España y parte de Italia. No puedo dejar de nombrar y agradecer los días (y noches) convividos con Juan Luis González, Rafael Benavides, Edgardo Masa (no se si artísta astrónomo o astrónomo artista, a decir verdad una persona escepcional) y Gianpiero Locatelli.

Hubo charlas para todos los gustos y por ende más o menos interesantes. Por supuesto las más interesantes aquellas donde los aficionados exponían sus estudios y trabajos. Es entonces cuando se da uno cuenta del tiempo que dedicamos algunos "locos del cielo" a intentar medir diferentes campos en los que puede extenderse nuesttra afición, desde contaminación lumínica a dobles, variables, BL, quasars, sol, etc...

Por otro lado el encanto de Cuenca no hay que dejarlo a un lado y siendo una ciudad con un casco histórico de piedra era un valor añadido. Y por la noche mi sorpresa al observar que en su cielo de ciudad se podían observar estrellas que hace muchos años que no llegan a verse desde Sevilla capital.





Que había aspectos a mejorar, pues como en cualquier evento de estas características. El factor humano es el más importante a valorar y muy contento volví por haber conocido a muchas personas de las que sigo por facebook o por correo, etc...

La foto de la familia astronómica.


Y la representación andaluza en el CEA.


Si se echa en falta (o al menos es mi impresión) la llegada de savia nueva a esta afición, desde hace un tiempo nos conocemos más o menos los mismos porque poca gente joven se siente tentada de observar largas horas el cielo (con la cantidad de posibilidades mejores que estar pasando frio o estar delante de un telescopio que ofrece la sociedad actual).

En fin, que comprendo que tras ir a un CEA se sientan ganas de regresar al siguiente para volver a saludar a personas con las que dificilmente se coincidiría de otra manera.

Ya veremos si puedo escaparme en 2020 a La Coruña.