El viernes 19 de junio embarcábamos direción Hornachuelos con todos los bártulos de astrofotografía. En esta ocasión me dediqué a sacar fotografías de gram campo con el objetivo jupiter 11 (135mm) y la cámara ccd mammut 429. Como no tenía seguimiento, ya que monté el conjunto sobre una cola de milano las exposiciones individuales fueron de 2 minutos.
Comencé por el cometa c/2014 Q2 que aú se encontraba con cierto brillo. Tras los primeros errores por hacer muco tiempo que no usaba la combinacion jupiter11-ccd pude obtener una imagen decente del cometa.
Continué con un cúmulo globular, y aunque la zona rica en estrellas realza la imagen global, el cúmulo no resalta casi nada al salir con poco aumento.
Pasé a un cúmulo abierto de suficiente diemnsión para no quedar muy pequeño en la imagen. Así encontré IC4725.
Y ya me metí de lleno en la zona del centro galáctico con NGC 6514
y con NGC 6523
pasando por NGC 6618
A parte de dejar las tomas de estos objetos iba preparado con trípode y canon 550D para sacar instantaneas de la via láctea y vaya si se portó la noche. Un cielo oscuro y limpio que solo rasgaban miles de puntitos tintineantes. Así que a parte de estar sentado delante del ordenador me dediqué a pasearme con la cámara por diversos puntos del lugar donde teníamos montado el campamento base.
Y todo hubiese salido peor sin la inestimable ayuda de José María Rodríguez que me recordó que usara el modo tungsteno de luz para atenuar el reflejo de las luces de Hornachuelos.
Esa tarde teníamos la conjunción Luna-Venus-Júpiter y dado que llegamos con la hora justa (para cenar y montar) los pillé bastante bajos sobre el horizonte.
Pero ésto era solo el comienzo de una noche espectacular.
Como espectáculo era la salida de la via láctea sobre los alcornoques centenarios de Hornachuelos.
Y de esta guisa fueron pasando los minutos y horas mientras la via láctea seguía ascendiendo sobre el horizonte sureste.
Era una noche maravillosa en todos los sentidos, el cielo impecable, la temperatura adecuada, la compañia inmejorable, los ordenadores aguantando como jabatos sin desfallecer. Eso hizo posible que otros objetos pasaran a ser capturados por la ccd.
Intenté estirar las posibilidades del conjunto intentando sacar parte de la nebulosa del velo.
No pude dejar de mirar a un clásico del periodo estival como es M27 (deslucida por su pequeño tamaño en la imagen).
Y viendo que acabaríamos hasta el amanecer apunté a M31 durante un rato para crear la imagen siguiente.
Al final de la noche (nunca mejor dicho) nos pusimos a recoger no sin antes haber guardado cientos de momentos en nuestra memoria para todas aquellas noches que no podemos disfrutar de cielos como éstos.